Ecosexualidad: Deseo por el planeta

Soy una de esas personas que procuran hacer algo por cuidar el medio ambiente. Utilizo productos de belleza sin envases plásticos, llevo varios años usando la copa menstrual e incluso recolecto latas y botellas de plástico para reciclar (sí, como pepenadora). Este tipo de prácticas, me lleva a hacer research en internet acerca de otras maneras de ayudar al medio; hace un par de días que estaba haciendo mi investigación de rutina, encontré un tema que, aunque no tiene nada que ver con mi modo de vida, si esta de cierto modo relacionado con la ecología…

El tema de hoy es: ECOSEXUALIDAD.

Debemos comenzar aclarando que no se trata de una parafilia. Un ecosexual no se excita viendo una piedra o una serie de árboles; lo que sí, es que encuentran un motivo de comunión con la naturaleza. Aman tanto al planeta, que llevan esta pasión al extremo del deseo carnal.

Hacerle el amor al planeta en sentido literal supone masturbarse entre los arbustos, pero también frotarse con los árboles o encontrar el placer en una roca al borde del mar mientras las olas rompen alrededor con la caída lenta de la tarde. Al fin y al cabo la naturaleza es sensual e invita al placer.

Pese a que hacerle el amor al planeta pueda parecer extraño (seguro que te imaginas a un hombre regando con semen las plantas o a una mujer frotándose contra el tronco de un árbol, lo cual tampoco sería descabellado), el movimiento busca crear una simbiosis entre los humanos y la naturaleza. Regresar a lo básico, entender que solo tenemos un planeta y que hay que respetarlo como  respetamos y queremos a nuestra pareja, malgastar lo menos posible los recursos naturales, asumir la ecología como una parte fundamental de nosotros mismos. Los ecosexuales mezclan el amor por el planeta con el arte y la representación.

Las actividades de los ecosexuales van desde hacerle el amor a la Tierra (en todas las variantes que puedas imaginar) a casarse con el planeta, defender el bienestar de la naturaleza y apoyar su defensa. No deja de ser un movimiento ecológico llevado al extremo, de ahí que las charlas, convenciones y libros sobre ecosexualidad defiendan la ecología en su máxima expresión.

¿Ustedes que opinan? ¿Sienten algún tipo de emoción sexual cuando piensan en la naturaleza?

Nos leemos pronto.

Fer de Alva

 

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